jueves, 30 de junio de 2011

El oficio del sabio

1. Suma contra Gentiles, L. 1, cap. 1:


“Comúnmente suelen llamarse sabios (…) a quienes saben ordenar directamente las cosas y gobernarlas bien. Por esto dice el Filósofo (Metafísica I, 2) que, entre todos los atributos de un sabio, es propio suyo ordenar. Pero es preciso que quienes ordenan una cosa a un determinado fin han de tomar la norma de orden y gobierno del mismo fin. Y es que una cosa se dice que está perfectamente ordenada, cuando lo está respecto a su fin; y el fin de cada cosa es su propio bien. Y así vemos entre las artes, una de ellas, a la que pertenece el fin, es como la principal y gobernadora de las demás. (…) Pero el nombre de sabio es su pleno sentido, se reserva para aquello que se dedican a considerar el fin del universo, que es el principio de todo cuanto existe. Por eso dice el Filósofo (Metafísica I. 2) que es propio del sabio considerar las causas más altas.

Y el fin último de cualquier cosa es aquel que pretendió su primer autor o motor. Y el primer autor y motor del universo es el intelecto (…). Por tanto el fin último del universo es el bien del intelecto, y dicho bien es la verdad. Por tanto la verdad es el fin último de todo el universo, y el fin de todo sabio es principalmente buscarla.”

2. Suma contra Gentiles, L. 1, cap. 2:

“Entre todos los estudios de los hombres, el de la sabiduría es el más perfecto, sublime, útil y alegre:

1. Es el más perfecto, porque, en cuanto el hombre se entrega al estudio de la sabiduría, de algún modo participa ya de la bienaventuranza. Por ello dice el Sabio: “Dichoso el hombre que medita en la sabiduría” (Eccl. 14, 22).

2. El más sublime, porque el mismo estudio aproxima al hombre a la semejanza con Dios, quien hizo todas las cosas con sabiduría. Y por ello, ya que la semejanza es causa de amor, la sabiduría une al hombre con Dios principalmente por la amistad. Y así dice el sabio que “la sabiduría es para el hombre un tesoro infinito; y quien lo aprovechare, se hace participante de la amistad divina” (Sap. 7, 14).

3. El más útil, porque la sabiduría nos conduce al reino de la inmortalidad: “El deseo de la sabiduría nos conducirá al reino perpetuo” (Sap. 6, 21).

4. El más alegre, porque “no es amargo su trato, ni tediosa su convivencia, sino alegre y feliz” (Sap. 8, 16).


3. Coment. al I libro de la “Ética a Nicómaco”, lect. 1.:

Como dice el Filósofo en el principio de la Metafísica lo propio del sabio es ordenar. La razón es porque la sabiduría es la más alta perfección de la razón, a la que corresponde con propiedad conocer el orden. Pues aunque las potencias sensitivas conozcan algunas cosas captándolas en sí mismas, sin embargo, conocer el orden de una cosa con respecto a otra es privativo del intelecto o de la razón. (…). Pero el orden es comparado a la razón de cuádruple modo. Hay un cierto orden que la razón no hace, sino solamente considera, como es el orden de las cosas de la naturaleza. Otro es el orden que la razón, considerando, hace en su propio acto, por ejemplo, cuando ordena sus conceptos entre sí y los signos de los conceptos que son las palabras. En tercer lugar se encuentra el orden que la razón al considerar hace en las operaciones de la voluntad. En cuarto lugar se encuentra el orden que la razón, considerando, hace en las cosas exteriores de las que ella misma es la causa, como en un arca y en una casa.

Y porque la consideración de la razón es perfeccionada por los hábitos, de acuerdo a los diversos órdenes que propiamente la razón considera, se tienen las diversas ciencias. En efecto, a la Filosofía natural pertenece tratar del orden de las cosas que la razón humana considera pero no hace; de modo que debajo de ella incluimos también a la Metafísica. Pero el orden que la razón, considerando, hace en su propio acto pertenece a la Filosofía racional, a la que corresponde considerar en el discurso el orden de las partes entre sí y el orden de los principios entre sí y con respecto a las conclusiones. En cambio el orden de las acciones voluntarias pertenece a la consideración de la Filosofía moral. Y el orden que la razón, considerando, pone en las cosas exteriores hechas según la razón humana, pertenece a las artes mecánicas.

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